El 13 de noviembre de 1992 dos jóvenes desaparecen en la localidad valenciana de Alcàsser. Ese momento marca el inicio de uno de los episodios más infaustos de la crónica negra española, amplificado por una cobertura mediática que sucumbió a un sensacionalismo exacerbado hasta límites desconocidos. Coolor ’92 funciona como necesario antídoto, trazando desde una perspectiva distanciada y con la crudeza del VHS la ruta desde Alcàsser a Picassent, donde se encontraba la ya difunta discoteca Coolor, a la que se dirigían las víctimas. La estrategia emprendida por Carlos Baixauli recuerda a la que ensayó el gran cineasta japonés Masao Adachi en su magistral A.K.A. Serial Killer (1975): rebatir las formas de los medios de masas, pensar el pasado desde los espacios. Una obra de contundente pulsión política que reivindica la necesidad de liberar el estigma de los lugares que habitaron el trauma. (JHE)
Carlos Baixauli es un cineasta pirómano. Un artista fallero que trabaja desde el audiovisual para hablar de lo efímero y la memoria con el fuego como elemento central de su cine sensorial y pirotécnico.