Zanzibar: un colectivo de artistas de un cine poético, de una vanguardia estética. Un movimiento nacido del 68 que quiso invertir las relaciones entre ética y estéticas que suelen ser asignarse a los movimientos de vanguardia. ¿No es Zanzibar, más allá de sus preocupaciones estéticas, un manifiesto ético?

Zanzibar reúne en torno a Sylvina Boissonnas, auténtica mecenas como las que ya no hay, a todo un grupo de jóvenes (la mayoría menores de 25 años), cineastas y artistas, estudiantes, pintores, modelos, actores, técnicos... Entre ellos, Jackie Raynal, editora de Rohmer; Patrick Deval, cineasta y amigo de la escuela secundaria de Daney y Skorecki; Daniel Pommereulle, objetor de conciencia, y no-pintor; Serge Bard, que no se había convertido todavía en antropólogo; Philippe Garrel, Pierre Clémenti, Juliet Berto, Alekan, Zouzou… Jóvenes en una revuelta impulsada a la vez por un deseo de transgredir las reglas y por una indiferencia total hacia esas mismas reglas. En Zanzibar hay algo, en el deslumbramiento, del gesto punk que sólo estallará diez años después. Entre 1968 y 1970 se hacen 15 películas. Y luego se termina. Rodajes extremadamente rápidos con equipos reducidos al mínimo, una estética de desnudez y radicalidad. Un cine alucinante y místico que toma prestada la forma poética del cine underground, incluso experimental. Un cine que reivindica el fin del sentido, usando una frase de Jackie Raynal en su película Deux Fois. 

Más cerca de la Factory warholiana que de la fábrica de Renault, el cine de Zanzibar es, sin embargo, política en su gesto artístico, destruyendo las convenciones. Esta es quizás su línea ética: destruir el arte para destruir la política. Nació en las barricadas de París (donde aprendieron que el cine puede ser un panfleto, toman su nombre de Zanzibar una isla que entonces era maoísta. La conciencia del cine prevaleció sobre el cine de la conciencia. El 68 fue el año cero de una nueva sociedad, pero también fue un año cero para el cine. Y Zanzibar contribuyó a poner al cine otra vez en la casilla de salida.

Franck Lubet. Responsable de Programación de Cinémathèque de Toulouse

Filmoteca Española y Documenta Madrid