Las esquinas céntricas de las ciudades de Buenos Aires, Londres y New York fueron los escenarios en los que Narcisa repartió 500 muñecos chiquitos de plástico, parecidos a bebés desnudos, a los transeúntes que cruzaban las calles mientras les decía “Have a baby” (tenga un bebé). Las reacciones en cada ciudad fueron muy diferentes.
“La libertad de trabajar con muy poca plata es la libertad de no tener que vender, es la libertad de trabajar casera y artesanalmente, sin grandes equipos ni escenarios. Ni apremio de tiempo. Se hace un fotograma por día, o por año. Cada uno elige su tiempo y su espacio. Por eso y por todo lo demás, el cine experimental es un arte subversivo, más que el cine documental o político. Más subversivo que un cine intelectual o conceptual. Por eso hay pocos que van y menos aún que se quedan”. Narcisa Hirsch