Una mezcla de imágenes abstractas y, como si saliera de un cuadro de Man Ray, una gran boca en primer plano con los labios pintados de rojo se devora lentamente un hígado crudo y pasa a comerse luego una tarjeta postal. Mientras tanto se escuchan canciones napolitanas románticas de fondo. Como dice Andrea Giunta: Al mismo tiempo funcionan como una hipérbole de lo femenino en un registro impregnado de la estética pop (son labios perfectos y maquillados), pero en el que la carne introduce un elemento de profunda transgresión, con tensiones escatológicas.
“La libertad de trabajar con muy poca plata es la libertad de no tener que vender, es la libertad de trabajar casera y artesanalmente, sin grandes equipos ni escenarios. Ni apremio de tiempo. Se hace un fotograma por día, o por año. Cada uno elige su tiempo y su espacio. Por eso y por todo lo demás, el cine experimental es un arte subversivo, más que el cine documental o político. Más subversivo que un cine intelectual o conceptual. Por eso hay pocos que van y menos aún que se quedan”. Narcisa Hirsch