Si alguien conoce la urgencia de preservar el legado fílmico, ese es sin duda Ehsan Khoshbakht, director del Cinema Ritrovato de Bolonia, el festival más importante sobre cine del pasado. En su segundo largometraje como director nos descubre a Ahmad Jurghanian, coleccionista que ocultó miles de películas para evitar que fueran destruidas por el régimen. Cellulloid Underground traza la historia de amistad entre dos cinéfilos empedernidos, evidenciando el poder del arte para generar vínculos y también como arma de resistencia contra el autoritarismo y la amnesia. Por supuesto, el film ofrece una minuciosa labor de metraje olvidado aquí resucitado en todo su esplendor. Fascinantes imágenes de una cinematografía fundamental que gracias a figuras como Khoshbakht sigue asombrando con su resplandeciente pasado. (JHE)