Retrospectiva: Carlos Casas

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Retrospectiva: Carlos Casas

El lugar del nómada

Hay lugares en el mundo que son también espacios mentales, simbólicos, centros telúricos que marcan el inicio y probable final de una cultura, de una forma de vida; como un ouroboros donde principio y término se unen hasta la casi desaparición de sus marcas físicas y temporales. Hay también artistas que saben cómo descubrir los secretos y las llamadas ocultas de estos espacios, que saben cómo ahondar en sus misterios y adentrarnos, sutil y pausadamente, en ellos. En el mundo del cine podríamos hablar de Robert Flaherty, de Joris Ivens o de Robert Gardner, como ejemplos de esta clase de demiurgos de la imagen en movimiento. Aquí lo haremos de Carlos Casas, que pertenece a su misma estirpe: la de aquellos pioneros de antaño que lograron aproximarse a los espacios de conquista, resistencia (y trascendencia) física y espiritual del ser humano.

Con Carlos Casas, el paisaje ya no es sólo paisaje, y la figura humana ya no es únicamente una silueta a medir en medio de la inmensidad. Paisaje y figura; entorno y cuerpo; intemperie, refugio y seres vivos son uno en colisión armónica. Cuadros taoístas donde la presencia del hombre casi se disipa en medio de un entorno que más que contener, se fusiona en él, con él, a través de él.

Muchas de sus obras se abren o entrelazan por medio de largas panorámicas en plano general que nos conducen por entre los paisajes desnudos de algunos de los lugares más yermos y apartados del mundo. Con esta decisión estética, Casas nos induce a un estado de observación, de concentración meditativa con la que somos convocados a participar de los ritmos morosos de hombres solitarios y recios. Todas y cada una de sus elecciones (técnicas, creativas, narrativas, sonoras) contienen una carga y una intencionalidad que van mucho más allá de la mera legibilidad o estética de las imágenes. En la observación reside su seña de identidad como cineasta; una observación cargada de espera, de símbolos, de mitos actuantes en encarnaciones contemporáneas: hombres que deciden o se acogen a vivir en soledad en medio de una naturaleza “salvaje”, donde la fragilidad no está permitida bajo pena de muerte.

Esa querencia por las regiones más extremas y olvidadas del mundo -y por los hombres que las habitan-, ha llevado a Carlos Casas a recorrer el planeta con su pequeña cámara y un equipo también escaso, y fiel, de colaboradores. El proceso de trabajo así lo requiere, así como su forma de entender el arte audiovisual. Largas estancias en los lugares escogidos; la necesidad (y el deseo) de establecer una relación íntima con sus personajes; el estudio de campo previo, productivo y pormenorizado, que termina también por convertirse en uno de sus elementos creativos más reseñables y fecundos: los Fieldworks, donde, a menudo con piezas de muy corta duración, nos descubre los enigmas que se ocultan bajo las muy diversas capas de sentido que contienen los espacios, construcciones o atmósferas lumínicas y sonoras del lugar donde se halla inmerso. Es de esa inmersión, y de las sensaciones y atmósferas que de él se han apoderado durante la experiencia, que surge la necesidad de la trasmisión al otro. Lo que para él fue una revelación en su momento, ha de convertirse también en descubrimiento sensorial y trascendental para el espectador.

En realidad, el corpus de su obra se nutre y complementa con multitud de aproximaciones, formatos y miradas sobre los mismos objetos de deseo. Sus películas se exhiben a lo largo del mundo tanto en contextos expositivos, museísticos, multipantalla, como en los más habituales de la sala de cine. Performance, live cinema, imagen expandida y/o edición sonora en directo, conviven en fértil naturalidad con proyecciones en festivales y muestras de cine.

En DocumentaMadrid -y a través de la complementariedad con el espacio Nave 0 del Matadero y su propuesta curatorial Profundidad de Campo-, contaremos por primera vez en España con una más que amplia perspectiva de las facetas y dimensiones artísticas de Carlos Casas. Tres pantallas donde van a convivir en comunión buena parte de su obra cinematográfica –los tres largometrajes que componen su End Trilogy-, junto a sus obras de pequeño formato, serializadas algunas en relación a los lugares donde fueron registradas o al concepto con el que fueron ideadas; otras, con entidad propia y relación evidente con el resto de su filmografía.

A esto hay que sumarle el estreno mundial de su último trabajo sonoro, Mutia, un doble vinilo que Casas trae al directo y en exclusiva para DocumentaMadrid, donde recoge y reelabora muchos de los materiales de trabajo e investigación de su próximo largometraje, Cemetery, y que parte una vez más de su interés por diseñar proyectos multicapa que se conformen y nutran entre sí.

También contaremos con una nueva interpretación de Avalanche, un proyecto site specific que ha tenido diferentes versiones desde que, en 2009, inició su andadura. De nuevo, un live cinema, creado especialmente para DocumentaMadrid, donde su particular estilo de cine observacional, improvisación sonora y técnica performativa dan vida a una experiencia que, partiendo de la soledad más absoluta, termina por convertirse en una práctica vivencial colectiva.

David Varela

 

carlos


 

Finalizado
Programa
Nave 0. Matadero. De martes a domingo: 11:00h - 20:00h. Del 10 de Mayo al 30 de Junio.

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